¿Los pronombres de objeto indirecto son pronombres personales?
Sí, los pronombres que desempeñan la función de objeto indirecto en una oración son los pronombres personales átonos. En concreto, son los siguientes:
- me
- te
- le/se
- nos
- os
- les/se
Sí, los pronombres que desempeñan la función de objeto indirecto en una oración son los pronombres personales átonos. En concreto, son los siguientes:
El pronombre de objeto indirecto (“me”, “te”, “le”, “nos”, “os”, “les” o “se”) va delante del verbo: “Me preguntó y le dije que sí”.
Con gerundio o infinitivo, el pronombre de objeto indirecto va detrás del verbo y formando una única palabra: “Voy a contarle lo que pasó”.
El pronombre de objeto indirecto siempre va delante del de objeto directo: “Os lo advertí”.
Cuando en una oración aparece el pronombre de objeto indirecto (“le” o “les”) con uno de objeto directo (“lo”, “la”, “los” o “las”) el pronombre de objeto indirecto se transforma en “se”: “Se lo advertí” y no “Le lo advertí”.
El laísmo es un fenómeno que consiste en el uso de los pronombres personales de complemento directo (u objeto directo) “la” y “las” en lugar de los de complemento indirecto (u objeto indirecto) “le” o “les”.
Por ejemplo:
El complemento directo u objeto directo de una oración se puede sustituir por los pronombres personales “lo”, “la”, “los” o “las”.
Por ejemplo:
El complemento directo u objeto directo va introducido por la preposición “a” cuando se refiere a una persona, un animal o una cosa personificada.
Por ejemplo:
El complemento directo u objeto directo puede estar formado por las siguientes palabras o grupos de palabras:
El complemento indirecto u objeto indirecto puede ser ejercido por distintos tipos de palabras o grupos de palabras:
En una oración, el complemento indirecto u objeto indirecto puede ser sustituido por los pronombres personales “le” o “les”.
Por ejemplo:
El complemento indirecto u objeto indirecto siempre lleva la preposición “a” excepto cuando es ejercido por un pronombre personal átono de complemento indirecto: “me”, “te”, “le”, “nos”, “os”, “les” o “se”.
En una oración, el objeto directo o complemento directo se puede sustituir por los pronombres “lo”, “la”, “los” o “las”.
Se trata de pronombres personales que cambian de forma según el género y el número del complemento al que sustituyen.
El objeto directo y el objeto indirecto son dos complementos del verbo.
El objeto directo es el complemento sobre el que la acción del verbo incide directamente. Puede sustituirse por los pronombres personales “lo”, “la”, “los” o “las”.
El objeto directo lleva la preposición “a” únicamente delante de personas o cosas personificadas.
Por ejemplo, en la oración “Leo un libro”, “un libro” es el objeto directo, que se puede sustituir por “lo”: “Lo leo”.
El objeto indirecto es el complemento sobre el que la acción del verbo incide indirectamente. Se puede sustituir por los pronombres personales “le”, “les” o “se”.
El objeto indirecto siempre lleva la preposición “a” delante.
Por ejemplo, en la oración “Leo cuentos a mi hijo”, “a mi hijo” es objeto indirecto. Se puede sustituir por “le”: “Le leo cuentos”.
Sí, los pronombres que desempeñan la función de objeto directo son los pronombres personales átonos. Concretamente, son los siguientes:
El laísmo es un fenómeno relacionado con el uso de los pronombres personales.
Consiste en utilizar los pronombres de complemento directo (u objeto directo) “la” o “las” en lugar de los de complemento indirecto (u objeto indirecto) “le” o “les”.
El laísmo se considera incorrecto y no está aceptado por la RAE.
El objeto indirecto tiene dos características principales que permiten identificarlo:
Normalmente, los pronombres reflexivos van delante del verbo.
Sin embargo, con infinitivo o gerundio, el pronombre reflexivo va detrás y formando una sola palabra con una de estas dos formas no personales del verbo.
Los pronombres reflexivos pueden ejercer las funciones de objeto directo y de objeto indirecto.
Por ejemplo:
Los pronombres reflexivos son un tipo de pronombres personales.
Los pronombres personales hacen referencia a quien habla, quien escucha o de quien se habla sin necesidad de mencionarlo o repetirlo.
Los sustantivos incontables pueden designar:
Muchas veces, los sustantivos pueden funcionar como sustantivos incontables y como sustantivos contables.
Por ejemplo, cuando el nombre “café” se refiere a una sustancia, es un nombre o sustantivo incontable. En cambio, cuando se refiere a unidades de la bebida que contiene esta sustancia, se trata de un sustantivo contable.
Como no se pueden enumerar, los sustantivos incontables son sustantivos que solo tienen forma singular.
El sustantivo “gente” es una excepción, pues admite la forma plural cuando tiene valor expresivo o en la expresión “don de gentes”.
Los sustantivos concretos son un tipo de sustantivos que designan realidades materiales que se pueden percibir por los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto).
Los sentimientos no son perceptibles por los sentidos, por lo que los sustantivos que los designan son los llamados sustantivos abstractos.
Los pronombres numerales pueden ser de dos tipos:
Los pronombres numerales cardinales indican cantidad exacta por medio de los números naturales: “Dame tres, por favor”.
Los pronombres numerales ordinales expresan orden: “He sido el tercero en llegar”.
Algunos ejemplos de sustantivos son:
“Flota” es un sustantivo colectivo que, en su forma singular, se refiere a un conjunto de barcos o aviones.
Por ejemplo, “El ejército envió a su flota de guerra al lugar del conflicto”.
Depende. Los sustantivos colectivos pueden ser determinados o indeterminados.
Los sustantivos colectivos determinados, como “familia”, llevan el verbo en singular cuando el sustantivo va en singular.
Por ejemplo, “Mi familia vive lejos”.
Los sustantivos colectivos indeterminados, como “grupo”, que siempre necesitan un complemento, pueden llevar el verbo en singular o plural.
Por ejemplo, “Un nuevo grupo de estudiantes llega/llegan hoy”
Los sustantivos colectivos son un tipo de sustantivos que pueden ser:
De todos los tipos de nombres, los nombres incontables (o sustantivos incontables) son los nombres que hacen referencia a elementos que no se pueden contar.
Por ejemplo, el sustantivo “compasión” es incontable porque no se puede contar: “una compasión”, “dos compasiones”, “tres compasiones”…
En general, hay ocho tipos de nombres:
De todos los tipos de nombres, únicamente los nombres propios se escriben con mayúscula inicial.
Los nombres propios (o sustantivos propios) hacen referencia a un ser único dentro de una clase o categoría.
Se contraponen a los nombres comunes (o sustantivos comunes), que hacen referencia a un elemento cualquiera de una clase o categoría.
Por ejemplo, el nombre propio “Albert Einstein” no hace referencia a cualquier científico, sino a uno en concreto, nacido en Alemania y desarrollador de la teoría de la relatividad.
Tanto su nombre como su apellido se escriben con mayúscula.
Los pronombres numerales son un tipo de pronombres que indican la cantidad exacta del sustantivo o sintagma nominal al que acompañan.
Algunos ejemplos de pronombres numerales son: “uno”, “tres”, “cuarenta y cinco”, “cien”, “dos mil”, “tercero” o “cuarto”.
Los pronombres numerales y los determinantes numerales pertenecen a dos categorías gramaticales diferentes.
Los sustantivos concretos son un tipo de sustantivos que hacen referencia a realidades materiales perceptibles por los sentidos.
Algunos ejemplos de sustantivos concretos son:
Los nombres propios son nombres (o sustantivos) que designan un ser único dentro de su clase.
Así, algunos ejemplos de nombres propios de animales son aquellos que permiten identificar a un animal en concreto, como “Dolly”, “Laika”, “Cher Ami”, “Chita” o “Bobby”.
Normalmente, los nombres propios no tienen traducción.
Por ejemplo, en la traducción de la oración “Me gustan las películas de Pedro Almodóvar”, el nombre propio no se traduce: “I like Pedro Almodóvar’s films”.
Sin embargo, a veces, algunos nombres propios de persona o de lugar sí se traducen o adaptan.
Por ejemplo, el nombre propio “Londres” se traduce al inglés como “London” o al italiano como “Londra”.
El loísmo, el laísmo y el leísmo son tres fenómenos en los que se emplean incorrectamente los pronombres de complemento directo (objeto directo) y de complemento indirecto (objeto indirecto).
El loísmo es un fenómeno poco habitual, que se produce en determinadas regiones del centro y del norte de España.
El loísmo consiste en utilizar los pronombres personales de complemento directo (objeto directo) “lo” o “los” en lugar de los pronombres de complemento indirecto (objeto indirecto) “le” o “les”.
El loísmo consiste en emplear los pronombres personales de objeto directo “lo” o “los” en función de objeto indirecto, es decir, en lugar de los pronombres “le” o “les”.
Por ejemplo:
El leísmo y el laísmo son dos fenómenos relacionados con la confusión de los pronombres de complemento directo (objeto directo) y de complemento indirecto (objeto indirecto).
El leísmo es un fenómeno relacionado con el uso de los pronombres personales.
Consiste en utilizar los pronombres de complemento indirecto (u objeto indirecto) “le” o “les” en lugar de los pronombres de complemento directo (u objeto directo) “la” o “las”.
Solo se acepta el leísmo de persona masculina y singular: “¡Ya llega Manuel! Le estoy viendo”.
Cualquier otro caso de leísmo se considera incorrecto y no está aceptado por la RAE: “¡Ya llega María! Le estoy viendo”.
El leísmo consiste en el empleo de los pronombres personales de complemento indirecto (u objeto indirecto) “le” y “les” en lugar de los de complemento directo (u objeto directo) “lo”, “la”, “los” o “las”.
Por ejemplo:
El laísmo es el uso incorrecto de los pronombres de complemento directo (u objeto directo) “la” o “las” en lugar de los de complemento indirecto (u objeto indirecto) “le” o “les”.
Algunos ejemplos son:
La diferencia entre los pronombres posesivos y los determinantes posesivos es que los determinantes posesivos siempre acompañan a un sustantivo o nombre, ya sea delante o detrás de este.
Sin embargo, los pronombres posesivos van solos y lo reemplazan.
Por ejemplo:
Todos los pronombres relativos son variables en género o número excepto el pronombre “que”, que es invariable.
Los pronombres relativos variables concuerdan en género o número con el antecedente.
Por ejemplo:
Los pronombres demostrativos no llevan tilde.
Solo cuando existe ambigüedad entre el pronombre y el determinante se podría justificar el uso de tilde.
Por ejemplo, en la oración “¿Robaron estos coches de alta gama?”, “estos” podría ser el sujeto de la oración (“Estos robaron los coches”) y, por tanto, pronombre, o determinante que acompaña al sustantivo o nombre “coches” (“Ellos robaron estos coches”).
A pesar de la ambigüedad, se desaconseja el uso de la tilde en este caso.
Los determinantes demostrativos siempre acompañan al sustantivo al que se refieren.
Los pronombres demostrativos nunca acompañan al sustantivo o nombre al que se refieren.
Ejemplo:
Los pronombres demostrativos cambian de forma según el grado de distancia que indiquen y el género y el número de aquello a lo que hacen referencia.
Así, las formas de los pronombres demostrativos en español son:
No todos los pronombres indefinidos son variables. Algunos pronombres indefinidos son invariables.
Los pronombres indefinidos invariables no cambian de forma según el género o el número del sustantivo (o nombre) o sintagma nominal al que se refieren.
Por ejemplo, son invariables los pronombres indefinidos “algo”, “nada”, “alguien” o “nadie”.
Los pronombres indefinidos concuerdan en género y número con el sustantivo (o nombre) o sintagma nominal al que hacen referencia.
Sin embargo, no todos los pronombres indefinidos concuerdan en género y en número.
Algunos concuerdan solo en género, como “varios/as”, y otros solo en número, como “bastante/s”.
Ejemplos:
Los pronombres indefinidos nunca acompañan al sustantivo (o nombre) o sintagma nominal al que hacen referencia.
Los determinantes indefinidos siempre acompañan al sustantivo o sintagma nominal al que se refieren.
Ejemplos:
Los pronombres personales átonos pueden ejercer las funciones de objeto directo o de objeto indirecto. Por ejemplo:
Los pronombres personales tónicos pueden ejercer las funciones de sujeto, atributo o complemento precedido de preposición. Por ejemplo:
Esta novela va sobre él. (“Él” cumple la función de complemento precedido de preposición)
A pesar de llamarse “personales”, los pronombres personales pueden hacer referencia a personas, animales o cosas.
Los pronombres relativos “quien” y “quienes” se refieren únicamente a personas.
Por ejemplo:
Los pronombres posesivos presentan concordancia con el poseedor en persona (primera, segunda o tercera) pero también en género y número con la persona o cosa poseída.
Por ejemplo:
En los ejemplos anteriores, el poseedor es el mismo (primera persona de singular) pero el pronombre cambia de forma (género y número) según las cosas poseídas.
No. Los pronombres posesivos suelen ir precedidos de artículo determinado.
También pueden ir solos después del verbo “ser” o acompañados de otros determinantes como los pronombres demostrativos, los pronombres indefinidos o los numerales.
Por ejemplo:
Los pronombres indefinidos expresan existencia, cantidad o identidad del sustantivo (o nombre) o el sintagma nominal al que hacen referencia. Por ejemplo, en la oración “Mi hijo come poco”, “poco” es un pronombre indefinido que indica cantidad.
Los pronombres personales tónicos (yo, tú, nosotros, ellos…) no dependen de ningún verbo. En la oración ejercen la función de sujeto, atributo o complemento antecedido de preposición.
Los pronombres personales átonos (me, te, le, lo, la… ) dependen de un verbo y tienen la función de objeto directo o de objeto indirecto.
La principal diferencia entre los pronombres interrogativos “qué” y “cuál” es el tipo de respuesta que se espera.
El pronombre interrogativo “qué” introduce preguntas abiertas, con numerosas posibilidades de respuesta.
El pronombre interrogativo “cuál” introduce preguntas cerradas, con posibles respuestas limitadas.
Ejemplo:
Las respuestas a esta pregunta introducida por “qué” son muy amplias: viajar, leer, la lectura, la mecánica cuántica, etc.
Las respuestas a esta pregunta introducida por “cuál” se limitan al número de pares de zapatos de entre los que el interlocutor tiene que elegir uno.
La diferencia entre determinantes y pronombres interrogativos es su relación con el sustantivo al que hacen referencia.
Los determinantes interrogativos siempre acompañan al sustantivo al que hacen referencia.
Los determinantes interrogativos son “qué” y “cuánto”.
Los pronombres interrogativos nunca acompañan al sustantivo al que se refieren. Siempre van solos.
Los pronombres interrogativos son “qué”, “quién”, “cuál” y “cuánto”.
Ejemplo:
El pronombre interrogativo “qué” es un determinante que acompaña al sustantivo “casa”.
El pronombre interrogativo “qué” es un pronombre interrogativo que aparece solo en la oración.
Los pronombres interrogativos siempre llevan tilde.
Se trata de la tilde diacrítica, que permite distinguirlos de otras palabras, como los pronombres relativos.
Ejemplo:
El pronombre “qué” es interrogativo, pues permite formular una pregunta.
Lleva tilde diacrítica.
El pronombre “que” es relativo. No introduce la pregunta y no lleva tilde.
Como reemplazan a un sustantivo o sintagma nominal, los pronombres permiten evitar repeticiones innecesarias.
Por ejemplo, la oración “Me cae muy bien mi vecina y se convive muy bien con ella” es más correcta que “Me cae muy bien mi vecina y se convive muy bien con mi vecina”.
Los pronombres se agrupan en siete tipos:
Los sustantivos propios o nombres propios son los tipos de sustantivos o tipos de nombres que se escriben siempre con mayúscula.
Designan elementos concretos dentro de una misma clase, como Pedro, Júpiter, Hamlet o Ebro.
Los sustantivos concretos son un tipo de sustantivos que designan seres y objetos materiales, que se pueden percibir por los sentidos.
Por ejemplo, el sustantivo “tecla” es un sustantivo concreto, pues se trata de un objeto que se puede ver y tocar.
Los sustantivos abstractos suelen ser sustantivos incontables.
Los sustantivos incontables son un tipo de sustantivos que no se pueden contar.
Por ejemplo, los sustantivos abstractos “pereza” o “indignación” son sustantivos incontables (“dos perezas”, “cientos de indignaciones”).
Los sustantivos abstractos son sustantivos que representan ideas o conceptos no perceptibles por los sentidos, sino por la mente.
Algunos ejemplos de sustantivos abstractos son:
Los sustantivos abstractos son un tipo de sustantivos que designan cualidades, sentimientos, ideas o procesos que no se pueden percibir por los sentidos.
Es decir, los sustantivos abstractos representan conceptos que no se pueden ver o tocar.
Por ejemplo:
El sustantivo “arrogancia” hace referencia a una cualidad personal que no se puede percibir por los sentidos. En cambio, sí se puede imaginar.
Los nombres se pueden combinar con otro tipo de palabras como determinantes o adjetivos calificativos.
Por ejemplo, el nombre “casa” puede ir precedido por un artículo (“la casa”) o por un adjetivo determinativo demostrativo (“esta casa”).
El mismo nombre también puede ir acompañado de un adjetivo calificativo (“la casa bonita” o “la casa grande”).
Los nombres pueden referirse a elementos tanto concretos como abstractos como:
Los nombres pueden ser comunes o propios.
En español no existen los sustantivos neutros.
El género de los sustantivos en español puede ser masculino o femenino.
Por ejemplo:
Los sustantivos o nombres se pueden combinar con otras palabras como artículos, determinantes o adjetivos.
Por ejemplo:
Muchas veces los determinantes y los pronombres se confunden porque tienen la misma forma.
Los determinantes siempre acompañan a un sustantivo, mientras que los pronombres lo reemplazan.
Por ejemplo, en la oración “No tengo mucho dinero”, “mucho” es un determinante que acompaña al sustantivo “dinero”.
En cambio, en “No tengo mucho pero soy feliz”, “mucho” es un pronombre que hace referencia a “dinero” pero aparece solo.
Algunos ejemplos de los diferentes tipos de sustantivos o tipos de nombres son los siguientes:
La clasificación de los distintos tipos de sustantivos depende de su significado.
Así, si designan una unidad o un conjunto, los sustantivos pueden ser individuales o sustantivos colectivos.
Si hacen referencia a un elemento cualquiera de una clase o a uno en particular pueden ser comunes o propios.
Si identifican elementos que se pueden percibir con los cinco sentidos o no pueden ser concretos o abstractos.
Si se pueden contar o no, los sustantivos pueden ser contables o incontables.
Existen ocho tipos de sustantivos:
Los meses del año, al igual que las estaciones, son considerados sustantivos comunes.
A pesar de identificar periodos del año únicos, aparecen en el diccionario y se escriben en minúscula.
Por ejemplo: Vuelven las rebajas en septiembre.
Los días de la semana, los meses del año y las estaciones son considerados sustantivos comunes.
Aparecen en el diccionario y se escriben con minúscula.
Por ejemplo: “Me encanta salir a cenar los viernes”.
Algunos ejemplos de sustantivos comunes son:
Los sustantivos propios o nombres propios designan a numerosos tipos de seres vivos, objetos y otros elementos concretos y abstractos.
Por ejemplo, entre otras muchas clases, los sustantivos propios o nombres propios pueden referirse a:
Los sustantivos propios se escriben con mayúscula.
Por ejemplo:
Los sustantivos propios o nombres propios se refieren a un elemento único dentro de su clase, como “María”, “Eiffel” o “Marte”.
Los sustantivos comunes se refieren a un elemento genérico como “chica”, “torre” o “planeta”.
El antecedente de un pronombre relativo es el sustantivo (o nombre) o sintagma nominal al que se hace referencia un pronombre relativo.
El antecedente puede estar explícito (si se menciona antes) o implícito (si no se menciona, pero se sobreentiende).
Por ejemplo: