En los verbos pronominales, el verbo necesita un pronombre personal. De lo contrario, la oración resulta incorrecta.
En los verbos no pronominales, el verbo puede (o no) utilizar un pronombre personal, pero su uso no es obligatorio.
Por ejemplo: Yo me arrepiento de lo que hice.
En esta oración, el pronombre personal “me” tiene que aparecer en la oración para que tenga sentido.
Por ejemplo: Yo no (te) dije eso.
En los verbos no pronominales, la aparición del pronombre no es obligatoria.
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